Parte de la idea principal de que todos los seres humanos estamos inmersos en varios sistemas que se interrelacionan: Familia, pareja, empresa, colegio, … y, por tanto, cualquier mejora en nuestras conductas es susceptible de mejorar el resto de sistemas.
La Terapia Sistémica es, por lo anterior, la terapia de elección para mejorar relaciones de pareja o vínculos familiares; aunque, además, su eficacia ha sido suficientemente comprobada en casi cualquier aspecto individual que queramos mejorar por ejemplo la autoestima, que deseemos erradicar como por ejemplo las adicciones y la ansiedad, O queramos resolver, por ejemplo los sentimientos de tristeza.
Por otro lado, y dado el carácter flexible de la metodología de trabajo, es sumamente adecuada para niños, ya que el trabajo terapéutico se adapta tanto a la edad del niño como a su idiosincrasia. El niño no vive el proceso terapéutico como “medicalizado”, sino más bien como un juego.
Es una modalidad de la Terapia Sistémica que considera que todos tenemos fuerza y recursos para cambiar aquello que no nos gusta; es decir, todos tenemos la capacidad de solucionar lo que nos preocupa porque, además, ningún problema sucede de manera permanente, durante todo el tiempo.
La Terapia Centrada en las Soluciones tiene como objetivo primero generalizar y potenciar los recursos de las personas para que tomen las riendas de su vida y sean capaces de solucionar lo que les preocupa.